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Las promociones son una de las técnicas de marketing más utilizadas para incentivar la venta de un producto o servicio. Y sois vosotros, promotores y promotoras, los que con vuestra habilidades de comunicación y relaciones públicas, hacéis posible que se cumplan los objetivos establecidos a través de la venta personalizada.
Los que ya tenéis experiencia en este sector, seguro que os habéis encontrado con clientes de todo tipo. Aquí os dejamos una clasificación de los diferentes tipos de clientes que podéis encontrar en una promoción y cómo lidiar con ellos.
1. El cliente caradura y quejica: son aquellos que sólo se acercan a tu stand porque estás regalando algo. Poco les importa la explicación que tengas que darles sobre los beneficios del producto y la marca a la que representas. Le echarán morro y te pedirán que les regales algo porque sí y además se quejarán si la respuesta dada no es de su agrado. Evita estar a la defensiva, tengan o no razón pero... ¡Cuidado con ellos! Sobretodo en las acciones degustación, no querrás que tu stand se convierta en la barra de un bar.
2. El cliente terremoto: ese que entra como un pulpo en una cacharrería. Descoloca todo lo que toca. Recorre la tienda de arriba a abajo, se interesará por tu producto (y por otros tantos) y probablemente se marche sin comprar nada. Escúchale con atención e intenta darles respuestas claras y concisas.
3. El cliente sabelotodo: parece tener un conocimiento profundo sobre tu producto e intentará rebatirte cualquier argumento de venta. Sé paciente con él y escúchale. Intenta encontrar un punto común para establecer una conexión.
4. El cliente silencioso o indeciso: no sabemos muy bien cómo y por qué ha llegado hasta aquí. Se planta delante de tu stand sin saber muy bien lo que quiere y deberás ser tú, quien tome la decisión adecuada para él. Deberéis ser habilidosos y hacerle las preguntas adecuadas para sacarle de su caparazón. Frases como: "Lo que yo haría es..." pueden ayudar.
5. El "Cliente Misterio": o "Mystery Shopper". Figura cada vez más conocida en este sector. Aunque tu no lo sepas son tus supervisores de marca y están ahí para evaluar cómo trabajas. Actúan como cualquier otro cliente y luego entregan un informe sobre como fue la experiencia.
6. Los clientes majos: esos que te alegran el día. Son amables, te escuchan y respetan tu trabajo. Aprovecha esta actitud para captarles. Aunque ahora no estén interesados, puede que más adelante sí.
En conclusión, aprende a adaptarte y adecua tu forma de comunicarte según el tipo de cliente que tengas delante. Es importante que el cliente quede satisfecho sea cual sea su actitud.